“Explotaciones mineras en la cuenca del Neusa condenan a millones de personas a problemas de agua”

Foto: Andrés Alarcón (Alas Andinas).

El título minero EIJ-151 otorgado por la Agencia Nacional de Minería para la extracción de gravas, que hace trámite para el licenciamiento ambiental ante la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) podría afectar de varias formas al río Neusa y a millones de personas en la Sabana de Bogotá, por ser uno de los aportantes del acueducto de Bogotá.

EL OBSERVADOR habló con el reconocido geoquímico y docente universitario Sergio Gaviria, sobre los riesgos que significaría la explotación minera de gravas en el valle de inundación del Río Neusa y sus implicaciones en la calidad del agua que se consume en parte de Bogotá y varios municipios de Sabana Centro.

E.O. ¿Cuáles son los antecedentes de esta situación?
S.G. Durante el proceso de crecimiento demográfico de Bogotá se hicieron inversiones en infraestructura para aumentar el abastecimiento de agua tomada de fuentes locales, para lo cual, se construyeron los embalses del Sisga (Chocontá), Tominé (Guatavita y Sesquilé) y Neusa (Cogua), los cuales garantizan un caudal estable en el río Bogotá, que permite alimentar el sistema de captación y tratamiento de aguas que se construyó en el cerro Tibitoc, en Tocancipá.

La planta se construyó con la capacidad de tratar 10 metros cúbicos de agua por segundo, un caudal muy grande, pensado en suministrar el vital líquido a Bogotá y los municipios de la Sabana, pero, el crecimiento desbordado de la industria y la urbanización en el norte de la Sabana en los municipios aguas arriba de la toma de agua de Tibitoc, han generado un problema gravísimo de contaminación del río desde hace al menos dos décadas, esto causado tanto por las plantas de tratamiento de aguas residuales que son obsoletas o que no fueron diseñadas adecuadamente, o, simplemente, porque ese incremento de la población sobrepasó la capacidad de esas plantas, así como también por la existencia de muchas actividades que vierten directamente al río sin tratamiento.

Es así como las aguas limpias que vienen de los embalses y que circulan por el río Bogotá se contaminan en el camino y estamos recibiendo aguas cada vez más contaminadas, causando que Tibitoc ya no pueda procesar unos 10 metros cúbicos de agua por segundo, sino que en la actualidad, sólo llega a unos 5 metros cúbicos de agua por segundo, lo que representa más o menos entre el 20 al 25% del consumo de agua de Bogotá, más municipios de Sabana Centro como Cajicá, Chía, Sopó, entre otros.

Es decir, TIBITOC abastece de agua a más o menos dos millones de habitantes, lo que la convierte en una planta supremamente importante para Bogotá y la región, sólo superada por Chingaza que abastece más o menos el 70% de Bogotá.

E.O. ¿Cómo se agravaría la actual situación con la explotación minera en el Valle del Río Neusa?
S.G. El río Neusa transporta las aguas de todo el Páramo de Guerrero reservadas en el embalse de Neusa hasta el Río Bogotá y de ahí a la planta de TIBITOC, en el momento en el que empiecen a abrir esos huecos al lado y lado del río para extraer material de gravas, que son el 70% del material que se encuentra en ese valle, decir material pétreo, también extraerán un 30% restante de materiales (millones y millones de toneladas) de arcillas y suelos orgánicos, que contienen metales y elementos que al quedar libres aumentaran las dificultades que se tienen en TIBITOC para tratar el agua y liberarla de la carga de contaminantes orgánicos.

Estos sedimentos incluso incluyen… elementos tóxicos, que hay que manejar de una manera muy cuidadosa.

Lo segundo y muy importante es que todo ese sistema hídrico está saturando de agua que forma parte del acuífero del río Neusa, es decir no solo hay gravas, material orgánico y arcilla, sino que también hay agua, que al momento de abrir los huecos para sacar las gravas se cargará de sedimentos y metales que de alguna manera tienen que liberarse y eso inevitablemente será a través de un río Neusa, que es un aportante de Tibitoc, es decir se contaminará el agua cristalina del río con gran cantidad de sedimentos y elementos orgánicos.

E.O. ¿Estarían destruyendo el acuífero del río al extraer la gravilla y el agua contenida en ella?
S.G. Si, se estarían destruyendo lo que es una parte del acuífero como tal, ya que estas gravas y otros materiales conservan aguas permanentes y eso tiene un componente ambiental, ya que reciben aguas de escorrentía de los cerros de toda la cuenca, y esta se deposita en los materiales permeables de las gravas, que son piedras digamos de tamaño pequeño. Por ello, allí vamos a tener un deterioro del acuífero con toda seguridad.

Entonces, la gran preocupación es que allí se quiere hacer un negocio de explotación de materiales pétreos, para finalmente fabricar concreto y replicar el famoso mi caso de los ríos al sur de Bogotá, con la diferencia de que las personas no toman esa agua de esos cauces.

Por ello afirmó que hacer unas explotaciones mineras de este tipo, es condenar a millones de personas a eventualmente tener graves problemas de abastecimiento de agua.

Si ya tenemos problemas graves de suministros de agua para dos millones de habitantes, los nuevos riesgos que se generan superan cualquier negocio privado que se quisiera hacer pensando que no pasa nada si se abren huecos al lado y lado del río Neusa. Ese es mi punto de vista.

E.O. ¿Cuáles son los problemas que traería una mayor cantidad de contaminantes para el tratamiento del agua?
S.G. Cada vez se requerirán más y más costosos sistemas de tratamiento, para retirar los sedimentos y contaminantes ya que de lo contrario sería imposible tratar esa agua, de hecho, la empresa de acueducto ya ha venido ‘optimizando’ sus capacidades, para el tratamiento de aguas cada vez más contaminadas.

E.O. ¿Se conoce que el costo de tratamiento de aguas?
S.G. Cada si la empresa de acueducto tiene exactamente esa información, yo no sé cuánto es, pero es costosísimo tratar esas aguas cada vez más contaminadas a diferencia del tratamiento de las aguas de Chingaza (municipio de Fómeque).

E.O. ¿La explotación minera podría extenderse?
El proyecto de la gravillera actual incluye 179 hectáreas donde se pretende una explotación al lado y lado del río, respetando los 30 metros de distancia, pero es una amenaza muy grande para el agua de TIBITOC, ya que, si se arranca con una explotación, seguramente a futuro pueden extenderse a otras áreas lo cual sería un precedente nefasto.

Por: Clemencia López (Ambientalista).

Tomado de la edición impresa diciembre 2021 de EL OBSERVADOR.

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