El presidente Gustavo Petro ha confirmado el respaldo crucial de cuatro grandes naciones – Perú, Estados Unidos, Canadá y Chile – para enfrentar la seria situación ambiental generada por los numerosos incendios forestales que azotan diversas regiones de Colombia. Estas naciones colaborarán activamente en las tareas de contención y erradicación del fuego, ofreciendo asistencia técnica, así como enviando recursos y equipos especializados. Esta cooperación fortalecerá las capacidades de las autoridades colombianas, que se encuentran ante una crisis ecológica que amenaza extensas áreas de biodiversidad y la calidad de vida de las poblaciones afectadas.

Hasta ahora, más de 3.500 hectáreas de vegetación han sido consumidas por las llamas entre el 3 de noviembre de 2023 y el 21 de enero de 2024, causando daños irreparables en ecosistemas vitales y poniendo en peligro la fauna y flora autóctona. Expertos y activistas ambientales subrayan la necesidad de una acción rápida y efectiva para evitar que la situación se agrave aún más, haciendo hincapié en el impacto negativo de estos eventos en la lucha contra el cambio climático.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno de Colombia, que ha trabajado incansablemente en colaboración con organismos de socorro y entidades ambientales, la magnitud de la emergencia ha llevado a buscar asistencia externa. Con el apoyo internacional anunciado, se espera que las operaciones de extinción del fuego sean más eficaces y se logre una pronta recuperación de las zonas afectadas. La comunidad internacional ha expresado su solidaridad, y organizaciones internacionales y países vecinos están alerta para brindar apoyo adicional si fuera necesario, destacando la importancia de la colaboración transfronteriza en la gestión de desastres naturales de esta envergadura.

En una declaración reciente, el presidente Petro anunció la solicitud de ayuda a las Naciones Unidas para enfrentar la emergencia provocada por los 31 incendios forestales que afectan a 61 municipios del país. Petro expresó su preocupación por la intensificación de la crisis climática en febrero y marzo y subrayó la necesidad de ayuda internacional, reconociendo la gravedad de los incendios y su impacto en la capacidad de respuesta de las autoridades locales y nacionales. La colaboración con las Naciones Unidas se enmarca en los esfuerzos del Gobierno para abordar los fenómenos climáticos extremos y ampliar las capacidades de prevención y reacción frente a futuros desastres naturales, en línea con las advertencias de expertos sobre un aumento en la frecuencia e intensidad de estos eventos. A medida que las autoridades evalúan los daños, se están planificando estrategias de rehabilitación y reforestación en las zonas afectadas, reconociendo la importancia de actuar con prontitud y eficacia frente a esta emergencia climática.