Época preelectoral: ojo con los populismos

Por: Valentina Montero Triviño. Estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana

Hoy vivimos la época preelectoral, en la que, especialmente, las campañas presidenciales se encuentran en el centro del debate político, pues los diversos candidatos (con sus ideas y agendas programáticas) empiezan a posicionarse en el imaginario de la sociedad. Precisamente, es este el escenario propicio para el surgimiento de populismos, a los que debemos permanecer atentos para proteger la poca o mucha estabilidad democrática del país.

Y es que el fenómeno del populismo no distingue ideologías, de hecho, existen ingredientes comunes entre el populismo de derecha y el de izquierda, como: el establecimiento de un líder carismático y demagógico, el cual se caracteriza por representar la solución fácil a problemas complejos que vive la sociedad; así, busca hacerse del gobierno evocando al pueblo y haciéndose pasar como su representante verdadero..

Un segundo rasgo en el que convergen los populismos es la visión Schmittiana de la política, en la que se apela a la exacerbación del conflicto entre amigos y enemigos, pues la dicotomía entre el pueblo real y sus enemigos es una de las bases que sustenta el discurso populista. Así, el “estilo de liderazgo populista” se caracteriza por la relación paternalista del líder, quien habla en nombre del pueblo y potencia discursivamente la oposición de este con “los otros”.

Por supuesto, los populismos de derecha y de izquierda tienen diferencias profundas. En primer lugar, sus propuestas ideológicas se distancian en asuntos vitales; desde el medioambiente hasta la paz y la economía. Por ejemplo, los líderes de populismos de izquierda luchan por reformas estructurales y de largo plazo, como la reducción de la desigualdad y de la pobreza; se caracterizan por la intervención estatal en la economía y el antineoliberalismo, en
contraste, los populismos de derecha abogan por la liberalización de la economía, la defensa del neoliberalismo y se apoyan en el nacionalismo.

Ahora bien, otra distinción de los populismos de izquierda y derecha es la relación entre el líder y el pueblo, el primero atiende a la participación ciudadana de los movimientos de base y, por ende, la relación pueblo-líder es igualitaria (de abajo hacia arriba); por otro lado, los populismos de derecha se caracterizan por una relación jerárquica, en la que se sigue una cadena de mando, por lo que las decisiones fluyen en un sentido inverso (de arriba hacia abajo).

Con todo, conocer estos rasgos comunes y distintivos de los populismos, más allá de las ideologías, es necesario para ejercer un voto consciente e informado de cara a las próximas elecciones; y vital para discernir entre candidaturas, pues es en nosotros los ciudadanos en quienes recae el poder de proteger a la democracia más antigua de América Latina.

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