Con síndrome de Down, Jóse escampeón mundial de natación
Con 1.62 centímetros de estatura, 21 años de edad y decenas de medallas ganadas a nivel nacional e internacional, Jóse Miguel Ramírez González, se consagró campeón mundial de natación en categoría Down Mosaico. Este joven cajiqueño es atleta líder en Special Olympics Colombia.
A los cinco días de nacido en una habitación de la clínica Reina Sofía de Bogotá comenzó las terapias para estimular su desarrollo, y 20 días después el diagnóstico médico fue síndrome de Down. La discapacidad intelectual de Jóse Miguel es un caso especial, casi único en el mundo. Es un trastorno genético de los cromosomas que causa retrasos en el desarrollo. Por esa razón se llama mosaico, que es una combinación de dos tipos de células.
“Jóse siempre ha sabido de su condición física e intelectual”, dice su mamá, Maribel González, una odontóloga nacida en Cajicá, que es la gran impulsadora de la carrera deportiva de su hijo como nadador. Es casada con Víctor Ramírez, otro cajiqueño, administrador de empresas en proceso de pensionarse.
La única hermana de Jóse se llama Angélica María, una ingeniera industrial egresada de la Universidad de La Sabana, de 26 años, que vive en los Estados Unidos, en una pequeña ciudad a pocas horas de Washington. También nació en la Reina Sofía, recuerda Maribel con complacencia. La familia Ramírez González vive en una casa construida a su gusto en un lote que le regaló el papá a Maribel, rodeada de árboles que dan frutos como guayaba, feijoa y café. Ahí también vive el abuelo materno, Emiliano González, que orgulloso muestra a los visitantes trofeos y medallas ganados por su nieto Jóse en su corta carrera deportiva.
Nacido para ganar
Jóse empezó a nadar a los cinco años. Su papá siempre lo acompañó y fue el principal animador para que desarrollara esa disciplina deportiva con el fin de superar las discapacidades causadas por el trastorno genético con el que nació. “Duramos como 8 o 9 años nadando en la piscina de Compensar, siempre estuve a su lado enseñándole”, cuenta Víctor, quien se convirtió en su primer profesor de natación.
Como terapia para el tratamiento del síndrome de Down intentó jugar tenis por un tiempo, pero finalmente se inclinó por la natación. Desde ese momento empezó a prepararse para ser un ganador en las diferentes pruebas de natación, deporte que lo apasiona y lo ha colmado de medallas obtenidas a nivel nacional e internacional. Jóse, como lo dice todo el mundo, estudió en un colegio para muchachos normales, pero siempre le dijeron que no iba a aprender inglés ni matemáticas, mucho menos las
tablas de multiplicar. Sin embargo, lo logró y en el 2020, año de la pandemia por el covid -19 se graduó como bachiller en el colegio Emilio Sotomayor de Cajicá. Ingresó a la Universidad Javeriana a estudiar licenciatura en educación física. Duró solo tres semestres. Por su discapacidad intelectual no aprobó anatomía y biomecánica. “Me retiré porque no me iba a quedar repitiendo materias. Les dije a mis papás que no más, que no quería seguir estudiando eso”, cuenta Jóse. Un profesor de natación amigo le sugirió que estudiará en la UDCA. Con la ayuda de la familia hizo todos los trámites y entró a estudiar en el programa de Técnico Profesional en Entrenamiento Deportivo. Va en tercer semestre y al final de este año, si todo sale bien, se convertirá en profesor con habilidades para aplicarlas especialmente en niños y jóvenes.
Récord mundial categoría Down
Ni la discapacidad intelectual ni la baja estatura, que no es el prototipo de los grandes campeones mundiales de natación, han sido obstáculo para que Jóse se cuelgue en su cuello muchas medallas –él no las ha contado– obtenidas en competencias nacionales, departamentales y locales. Y a nivel internacional en países como México, Australia, Francia y Emiratos Árabes. Su más deslumbrante triunfo en las piscinas fue en los Trisome Games 2024, realizados en marzo pasado en Antalya (Turquía), a donde fue a competir
gracias al esfuerzo económico de sus padres y de un entrenador personal, Helmut Levy, que lo llevó para ser un ganador.
Levy, un ex nadador colombiano que compitió en los Juegos Olímpicos de 1976 y 1980, le descubrió su talento a través en un club de natación de Ibagué, lo trasladó a Atlanta (Estados Unidos), donde prácticamente lo adoptó como un hijo y lo preparó, día y noche, durante 4 meses para que en
Turquía se coronara como récord mundial de natación. El día de su cumpleaños número 21, el 21 de marzo de este año, Jóse se convirtió en campeón mundial en la categoría Down Mosaico: ganó 7 medallas de oro y 1 de plata, e impuso nuevo récord en la prueba de 400 metros libre. “Nunca antes había ondeado tantas veces la bandera de Colombia en un podio”, recuerda emocionado el joven cajiqueño. “Me gané el trofeo del mejor nadador del mundo, es para ti”, cuenta Maribel que le dijo su hijo a través de una video llamada que le hizo desde el complejo acuático donde se celebró la premiación de los Trisome Games 2024. “Ese día gané, comí lo que quise y celebré mi cumpleaños”, expresa Jóse, al recordar que el 21 de marzo es el Día Mundial del Síndrome de Down.
Futuro promisorio
Con esa hazaña en Turquía, que impactó a los organizadores y demás competidores, Jóse Miguel Ramírez González, fue declarado atleta líder Special Olympics Colombia. En esta brillante carrera deportiva ha recibido el apoyo indeclinable de su familia, y los consejos y la preparación de varios entrenadores que ven en Jóse un talento sin límites. Entre ellos están Jorge Armando Ramírez, un profesor de Chía; y Eduardo Rincón, quien hoy lo entrena en el Instituto de Deportes de Cajicá. En su habitación, llena de trofeos y medallas ganadas –no sabe cuántas suman en total–, Jóse dice que su futuro es seguir estudiando, nadando y compitiendo para darle más triunfos a Colombia y a Cajicá en los escenarios deportivos internacionales. Tiene novia, María Fernanda, estudiante cajiqueña de bachillerato, con quien se conoce desde pequeños, pero en el futuro próximo no piensa casarse. La historia de Jóse Miguel, que nada de lunes a sábado más de tres horas diarias, solo descansa los domingos; y estudia para
ser entrenador, es una demostración de que, sin importar las limitaciones físicas e intelectuales, su perseverancia y el esfuerzo, de la mano de sus papás, lo han llevado a alcanzar sus metas en el exigente mundo del deporte.