¿Ensillamos antes de traer las bestias?

El proyecto del Museo de Cajicá -Casa Botero, del que se empezó a hablar en el año 2021, aún no se ha podido echar a andar por la incertidumbre jurídica que existe sobre la cesión de una zona de la finca Tucurinca para hacerlo realidad.

Por: Hernando Villa – Veedor ciudadano

Dicho popular viejo, historia nueva. En un lugar de Colombia, Medellín, el 19 de abril de 1932, nació un niño, que a los 14 años se inscribió en una escuela de tauromaquia en compañía de su amigo el banderillero “Aranguito”. Después de una desventura con un toro, abandono la tauromaquia.
Su travesía por la fiesta brava le dejó como recuerdo la pintura en acuarela de un toro de lidia. Para ganarse la vida realizó ilustraciones para un periódico, donde le dieron la oportunidad de escribir un artículo sobre Picasso con algunos dibujos que a la postre le costarían la expulsión del colegio porque las
directivas consideraron obscenos los dibujos. El torero “frustrado”, con el correr de los años y su talento incomparable, comenzó a triunfar es todas las plazas del mundo artístico: sus obras se exhiben en parques, avenidas, museos y demás sitios donde el arte reina. Para finales de los años 70, casi cuarentón, convertido en uno de los más grandes artistas, pintor, escultor y dibujante, decide comprar en el municipio de Cajicá (Cundinamarca) la Hacienda Tucurinca, ubicada en las afueras de la ciudad.
La casa y jardines con extensión cercana a los 9.000 m2, se caracteriza por pequeñas ventanas, tejados inclinados, diseño y estilo inglés, cercados de árboles con más de 50 años.
Hace 3 o 4 años comenzó a correr el rumor en Cajicá que “el maestro Fernando Botero donó al municipio parte de la Hacienda Tucurinca”. Pero averiguando, enteramos que el maestro Botero había vendido la finca de recreo, por tanto, no era cierto la mencionada donación. La Hacienda la adquirido un reconocido constructor, quien ofreció casa y jardines, cerca de 9.000 m2, como área de cesión gratuita en favor del municipio de Cajicá en compensación por el megaproyecto que se iba a desarrollar en el lugar.
El empresario inició el proceso de urbanización y construcción, dejando parte de la casa como sala de ventas, mientras la otra parte permanecía misteriosamente cerrada, dando la sensación que al interior había algo que el visitante no debía conocer. Con el paso del tiempo se supo la parte misteriosa de la casa: alberga varios objetos personales del maestro Botero, alcoba amoblada, muebles, cocina, baños, estudio. Y lo más sorprendente, un sitio amplio, frío, descuidado, deteriorado, pero engalanado con
6 figuras con el sello inconfundible del gran pintor y escultor fallecido el año pasado.
Con este hallazgo de parte del legado de Botero se empezó a ensillar. Se puso en el estribo ‘Museo de Cajicá-Casa Botero’. Hacia mediados del año 2021 el Instituto Municipal de Cultura y Turismo asume e compromiso de liderar el proyecto con el fin de materializar la idea de tener un museo en Tucurinca.
Sin embargo, transcurrió más de un año y medio de la administración pasada sin que se observara los inicios del proyecto propuesto para ejecutar en ese inmueble.
Ante esta situación, poco después, el Instituto de Cultura y Turismo organiza un equipo de trabajo, calificado como triple A, con el propósito de estructurar el área patrimonial, cuyo principal reto era sacar adelante el proyecto ‘Museo Tucurinca – Casa Botero’. La Veeduría de Patrimonio de Cajicá entró en contacto con el equipo de patrimonio del instituto, en especial con el área de museología, en el entendido que la zona de cesión estaba a punto de ser escriturada al municipio. En esa dirección se concertó un trabajo profesional serio y responsable en busca de ajustar los tiempos, entre la entrega física de la zona de cesión y el proyecto museológico.
Todo transcurría aparentemente sin inconvenientes, hasta que sorpresivamente a fines del 2023 fuimos enterados que el Juzgado Segundo Administrativo del Circuito de Zipaquirá resolvió declarar la nulidad del artículo 133 del PBOT y otras disposiciones.
La demanda de nulidad fue presentada por Juan Carlos Martínez Sánchez y la Promotora Quintas de Calahorra. La nulidad deja sin piso jurídico las cesiones tipo A en desarrollos por parcelación, subdivisión predial y edificación con destino a usos residenciales, dotacionales, recreacionales, comerciales y de servicios e industriales, lo que afecta a Tucurinca.
El 14 de diciembre de 2023 el Juzgado Segundo se pronunció sobre el recurso de apelación presentado por la administración municipal y resuelve conceder el efecto suspensivo y ordena remitir el expediente al
Tribunal Administrativo de Cundinamarca.
Esto quiere decir que la nulidad está suspendida, y dicho tribunal escribirá el siguiente capítulo de esta historia. Hoy cabe preguntar: ¿Por qué el titular de la Licencia de Construcción no incluyó la zona de cesión dentro de la escritura pública 1589 del 06-08-2021 de la Notaria Segunda de Chía? En la mencinada escritura que protocolizó la constitución de la parcelación.
¿Por qué el representante de la administración municipal firmó la escritura de protocolización omitiendo la cesión tipo A? ¿Por qué hasta marzo del 2022 la Secretaría de Planeación informa a la Veeduría de
Patrimonio sobre la NO incorporación del área de cesión?
¿Qué actuaciones administrativas y judiciales adelantó el municipio de Cajicá para
el cumplimiento de lo pactado entre la administración municipal y el titular de la licencia de construcción en lo relativo a cesión tipo A?
Al paso que vamos ni silla, ni bestia.


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