A los 60 años, el piloto caldense Jaime Duque decidió construir su último sueño: un centro cultural y recreativo que se convertiría en uno de los más importantes de Colombia. Todos han soñado con visitar el imponente Parque Jaime Duque, ubicado a las afueras de Bogotá, famoso por su réplica del Taj Mahal y su reserva natural que alberga a 650 animales de 110 especies. Este parque se ha transformado en un destino turístico imperdible tanto para locales como extranjeros, gracias a su historia, sus variadas atracciones y la magnitud de sus paisajes.

El Parque Jaime Duque abrió sus puertas al público el 27 de febrero de 1983. Situado en Tocancipá, ha sido reconocido por Discovery Travel & Living como uno de los mejores parques de Latinoamérica. Aunque lleva más de 40 años en funcionamiento, muchos desconocen la historia de su fundador, Jaime Duque, y por qué este parque lleva su nombre.

Jaime Duque nació en Villamaría, Caldas, el 11 de junio de 1917. Tras una infancia normal, siempre supo que estaba destinado a hacer algo grande. Realizó sus estudios básicos en Villamaría y Caldas, pero su sueño de volar lo llevó a Estados Unidos, donde estudió aerodinámica, aviación civil y se convirtió en piloto instructor de vuelo en la Universidad de Purdue en Lafayette, Indiana.

En 1944, tras completar sus estudios, regresó a Colombia y se convirtió en el primer piloto colombiano en ocupar la Jefatura General de Pilotos de Avianca (entonces SCADTA), reemplazando a pilotos alemanes y norteamericanos. Durante su carrera, Duque inauguró rutas importantes, incluyendo vuelos de Bogotá a Roma, Nueva York, París y Madrid. Recibió numerosas condecoraciones, como la Cruz de Boyacá y la Orden de la Democracia.

Después de 11,000 horas de vuelo, Duque se retiró y se dedicó a la construcción, creando una próspera empresa de finca raíz. Su amor por su ciudad natal lo llevó a donar un edificio estilo español como sede de la alcaldía, un cuartel de bomberos, una máquina contra incendios y un lote para el comando de la Policía en Villamaría. Además, fundó el Colegio Jaime Duque, que brindó educación gratuita a más de 1,500 estudiantes de escasos recursos durante más de 20 años.

A los 60 años, aún con un último sueño por realizar, Duque y su esposa Amparo comenzaron la construcción del Parque Jaime Duque. Su mayor anhelo era dejar un centro cultural y recreativo que generara recursos para apoyar a los menos favorecidos de la sociedad. Así nació el parque, un lugar que no solo es popular para familias y turistas, sino también un símbolo del espíritu emprendedor de Duque y su visión de un futuro mejor para Colombia.

El legado de Jaime Duque vive en cada rincón del parque. Su visión de un lugar donde la diversión y la educación se entrelazan sigue inspirando a generaciones de colombianos. Aunque falleció en 2007 a los 90 años debido a complicaciones renales y cardíacas, su nombre y su legado perduran en el Parque Jaime Duque.