Jovenel Moise el presidente de Haití fue asesinado
Moise era el presidente desde 2017, tras ganar las elecciones con el 55,60 por ciento de los votos.
Jovenel Moise, presidente de Haití desde 2017, fue asesinado en su residencia del barrio de Pelerin, de Puerto Príncipe. hecho que sume nuevamente a la política haitiana en la incertidumbre. El mandatario asesinado hoy, a sus 53 años, temía que su gobierno fuese blanco de un golpe de Estado; era conocido como “el hombre banana” y acusado de “dictador” por parte de la oposición.
En febrero pasado, la policía de Haití arrestó a más de 20 personas, cuyo “objetivo … era atentar contra mi vida”, remarcó el mandatario, en cuanto a ese episodio.
Moïse, asesinado a tiros en su residencia hoy -en un ataque que también dejo herida a su esposa, Martine Marie Etienne Joseph– se sentía amenazado, desde hace meses.
Había una cuestión que captaba el centro de la atención de este empresario bananero -apodado “el hombre banana”-, que por primera vez ejercía la función pública: creía que en Haití -el país más pobre de América, atravesado por la crisis política y económica, y por el accionar de las pandillas- iba a ocurrir un golpe de Estado organizado por un grupo de familias y empresarios.
“El golpe de Estado no es un hecho puntual, sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los Gobiernos eran títeres de los grupos económicos, pero esto hoy esto no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables. Un pequeño grupo de oligarcas están detrás del golpe y quiere apoderarse del país”, dijo en una entrevista para el diario EL PAIS.
Según ha informado el primer ministro, de la nación caribeña Claude Joseph, uno de los hijos el presidente fue testigo del ataque pero resultó ileso. El primer ministro pidió calma a la población y aseguró que tanto la policía como el ejército se están encargando de mantener el orden. “La situación está bajo control. Estoy en una reunión para garantizar la seguridad y tomar todas las medidas para la continuidad del Estado“, informó Joseph.
Hijo de un comerciante y una costurera, Jovenel Moïse concedió el pasado febrero una entrevista a este diario, en un país en el que la tensión iba en aumento semana tras semana. A la crisis política se le suma un año de espanto debido a la pandemia de coronavirus, los huracanes y la ola de violencia y secuestros que han llevado el hartazgo a una población que cuenta en su poder con más armas que nunca, tal y como señalaron los expertos a EL PAÍS.
Frace 24 recuerda que en el país el poder estuvo por años en manos de militares, que propinaron una serie de golpes de Estado, hasta que en 1990 fue elegido por primera vez un presidente democráticamente: Jean-Bertrand Aristide.
Aristide comenzó a gobernar el 7 de febrero de 1991, con tan mala suerte que fue depuesto en un nuevo golpe militar siete meses después. Mientras se exilió en Venezuela y después en Washington, los militares, de nuevo en el poder, llevaron a cabo cientos de detenciones, torturas, ejecuciones extrajudiciales de los ciudadanos partidarios de Aristide. Así lo denunció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 1993.
Un año después, en 1994, con el apoyo de 20.000 soldados estadounidenses, Aristide fue devuelto al poder, desde donde concedió a los Estados Unidos futuras privatizaciones en empresas de telecomunicaciones y aplicó medidas neoliberales exigidas por instituciones financieras internacionales.
En 1995, Aristide le traspasó el poder a René Préval, el segundo presidente haitiano elegido democráticamente en doscientos años. Préval gobernó 5 años sin mayores sobresaltos y con un marcado enfoque de economía neoliberal. En 2000 le retornó la presidencia a su colega Aristide, quien padeció un nuevo hartazgo del pueblo. Y es que las cosas no andaban bien. La inestabilidad política, la corrupción, el crimen y la miseria siguieron profundizándose al punto que en 2004 una revuelta popular lo forzaron a un nuevo exilio.
El terremoto de 2010 que hundió al país en la desesperanza
Azotada durante años por huracanes y tormentas tropicales, el 12 de enero de 2010, Haití sufrió un terremoto devastador que dejó al menos 220.000 personas muertas, otras 350.000 quedaron heridas y se registró un millón y medio de damnificados. El devastador sismo agravó la aguda y penosa crisis social. El país quedó parcialmente en ruinas, con cientos de miles de viviendas, edificios gubernamentales e iglesias destruidas.
Para colmo, desechos de una estación de la ONU contaminaron de cólera el Artibonite, el principal río de la Isla La Española, generando una epidemia que cobró la vida de 10.000 personas y enfermó a más de 600.000. Después de años de negar su responsabilidad, la ONU pidió perdón en 2016, pero poco ha hecho en materia de reparación financiera. Desde entonces, Haití intenta reconstruirse sin éxito.
En noviembre de 2010, once meses después del terremoto, se llevaron a cabo elecciones en las que ascendió el músico y político Michel Martelly. Su promesa de campaña fue la de reconstruir un país sumido en la desesperanza y en el que cientos de miles de familias vivían hacinadas en frágiles refugios sin servicios de saneamiento básico. Pero la presidencia de Martelly sostuvo un pulso constante con el parlamento y su gobierno no alcanzó las metas propuestas.
La llegada a la presidencia del joven empresario Jovenel Moïse y los escándalos de corrupción
En 2015 se llevaron a cabo nuevas elecciones presidenciales, en las que el candidato de Martelly, el joven empresario Jovenel Moïse, quedó en primer lugar. Pero la oposición en el parlamento alegaba fraude electoral, motivo suficiente para detonar nuevas protestas y disturbios en las calles. Ante la presión, Martelly cedió el poder a un presidente interino y el país atravesó un 2016 de crisis institucional. Para rematar, en octubre de ese mismo año el huracán Matthew apaleó a Haití y dejó cerca de 400 muertos.
Tras un año de postergar el traspaso de poder, un nuevo proceso electoral en 2017 dio por vencedor otra vez a Jovenel Moïse, quien asumió la presidencia el 7 de febrero de 2017. Pero prontamente le estallaron escándalos de malversación de fondos, que destaparon la corrupción de su Gobierno y el de sus antecesores.
Fuente: El País, France24
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