LA PERLA NEGRA DEL CHOCÓ

Por Germán Sandoval Cortés *

El color en la naturaleza suele ser vivacidad e inspiración, aquella luminosidad que enciende nuestro ánimo. Ciertas especies animales perciben los tonos ultravioletas, una parte del espectro que los humanos no vemos, mientras que otras especies ven la luz polarizada que se refleja en una superficie y vibra en un solo plano. La polarización en un ámbito antropológico es una fuerza que señala la división, con marcas tan abominables como la esclavitud y la trata de personas. 

No quisiéramos pensar en ello, pero abrimos los ojos y continuamos viendo esa brutal segregación que impide decantar la gama de matices que hemos sido. Volviendo al color, el azul se asocia con el blues, la cuarta nota alterada o el tritono prohibido en tiempos de Bach y conocido como el intervalo del diablo. Ese mismo intervalo (distancia entre dos notas), sería el quiebre melódico que empoderaría al encadenado y su lamento en el negro spiritual como base del Góspel, mediante el cual alcanzaría su liberación.  

De aquel formidable sincretismo que el jazz heredó al mundo, Colombia tiene en el baterista Plinio Córdoba uno de sus más destacados exponentes.

Su historia es un ejemplo de superación en la que, siendo autodidacta, el estudio del instrumento le demandaba rutinas de seis horas diarias, mientras trabajaba como host de un reconocido bar de la antigua Bogotá.  

Plinio vio los primeros rayos de luz del Chocó en 1935, en San José de Purré, cerca del río Atrato, que para el censo del 2018 registraba 108 pobladores. Siendo niño viajó con su familia a Quibdó, y su inclinación musical ya era evidente. En los cincuenta arribó a Bogotá para sumergirse en la aventura de la gran metrópoli y descubrir lo que dictaba su corazón: la magia y sabiduría de los tambores

Del tiempo en que abundaba el trabajo y tocábamos en jornadas dobles: tarde y noche, o matinal, vespertina y nocturna, como en la pantalla multicolor, el papá de los bateristas de jazz en Colombia, se presentaba de 6:30 a 9:30 p.m. en el Freddies Club, y en la calle del frente debía estar listo para la primera tanda de salsa y boleros en el Grill Miramar casi entrada la medianoche, con el inconveniente que debía echarse la batería al hombro, pues ningún establecimiento contaba con el ‘aparatoso’ set de platos y tambores.  

https://www.youtube.com/watch?v=LJVwjmE_mx8

“Cómpreme el periódico, usted sale ahí”

En cierta ocasión un niño lo abordó: “Cómpreme el periódico, usted sale ahí”. Y así fue como “La Perla chocoana” se vio a sí mismo transformado en el “Rey negro del jazz” por cuenta del merecido reconocimiento del periodista José Yepes Lema, en una crónica cultural de El Espectador, en 1970.   

En 1999 me correspondió la coordinación artística del Festival Internacional de Jazz al Parque. La actriz Carlota Llano, directora del IDCT, hoy IDARTES, tuvo la magnífica idea de rendir un homenaje a los pioneros del jazz. Fue así como con Memo Pedraza, director de música, designamos al pianista Joe Madrid q.e.p.d., otra celebridad del jazz nacional, y al maestro Plinio, quien al recibir la placa conmemorativa explotó en jubiloso llanto frente a la multitudinaria audiencia.

¿Por qué hacer esto si algo tan bueno está sonando?

Otra anécdota que me relató fue la del señor que estando a punto de suicidarse entró al baño con un revólver, y al oír uno de los espectaculares solos de Plinio, recapacitó “por qué hacer esto si algo tan bueno está sonando”. 

Plinio es “El sonido de América”, Celia Cruz, Alex di Roma, Julio Arnedo, “La fuerza de un pueblo, himno del Santafé, “La Pampa”, “El Rosedal”, “La Fundación musical Plinio Córdoba”, su propia escuela donde alcanzó la ‘fotosíntesis’ como maestro al transmitir a sus discípulos su experiencia y conocimientos. 

Hoy Plinio sufre de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) por haber tocado durante siete años en uno de los sótanos sin extractores de aquellos clubes donde la gente era feliz viéndole. La mariposa macho, cuyos círculos blancos en el centro de sus alas adquieren más brillo con la luz, gana el privilegio de aparearse con la hembra, pero muere antes, pagando así el privilegio de su belleza. 

Para este artículo esperaba una entrevista presencial (donde con toda seguridad pese a la barrera del distanciamiento, nos hubiésemos dado un estrecho abrazo). Fueron necesarias varias llamadas para recoger información, pero ante su vulnerabilidad resolví dejarlo ahí.     

#IMPRESOENLAWEB #MÚSICA

Fuentes: Michelle Serna Esquivel

*Músico/ Director CELECANTO

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