Principales retos de la Paz Rural en Colombia en 2025

La Paz Rural en Colombia sigue siendo uno de los retos más complejos y decisivos para garantizar la estabilidad y el bienestar de las regiones más golpeadas por décadas de conflicto armado. A pesar de los avances logrados en la implementación del acuerdo de paz con las FARC en 2016, las zonas rurales del país continúan siendo escenario de violencia, pobreza y desconfianza hacia las instituciones del Estado. En este 2025, los desafíos para consolidar la paz en el campo son más urgentes que nunca.

Persistencia de grupos armados ilegales

Uno de los mayores obstáculos para la paz rural es la presencia de grupos armados ilegales que continúan disputando el control de territorios estratégicos, especialmente en áreas productivas de coca y otras economías ilícitas. Las disidencias de las FARC, el ELN y bandas criminales, como los ‘Clan del Golfo’, han ocupado el vacío dejado por la desmovilización de los grupos insurgentes, generando un ambiente de violencia y desplazamiento forzado en regiones como el Cauca, Nariño y Chocó. La falta de presencia institucional y de control territorial en estas zonas ha permitido que la violencia persista, afectando principalmente a la población campesina.

Acceso a tierras y formalización de propiedad

Otro desafío fundamental para la paz rural es la reforma agraria y la formalización de tierras. Millones de hectáreas en Colombia aún no cuentan con títulos de propiedad, lo que genera conflictos de tenencia, despojo y una marcada desigualdad en la distribución de la tierra. La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, aunque ha avanzado en algunos aspectos, sigue siendo un proceso lento y burocrático. A pesar de los esfuerzos por parte del Gobierno, muchos campesinos siguen sin poder acceder a la tierra de manera legal, lo que aumenta el riesgo de conflictos y la perpetuación de dinámicas de violencia.

Desarrollo económico y presencia del Estado

La falta de inversión en infraestructuras rurales, la escasa presencia del Estado y la limitada oferta de servicios básicos como salud, educación y justicia en muchas zonas rurales, limitan el desarrollo económico y social del campo. La implementación de programas de desarrollo rural integral y la construcción de infraestructura básica son esenciales para mejorar las condiciones de vida y evitar que los campesinos se vean obligados a recurrir a economías ilegales para sobrevivir.

Desconfianza y reconciliación

La desconfianza en las instituciones del Estado sigue siendo uno de los factores que más afecta la implementación de la paz rural. La falta de garantías de seguridad y de justicia para las víctimas, así como las promesas incumplidas por parte del Gobierno, alimentan una sensación de abandono y frustración entre las comunidades rurales. La reconciliación requiere de un proceso continuo de construcción de confianza, el cual es difícil de lograr sin una verdadera presencia y compromiso del Estado.

En 2025, la paz rural en Colombia depende de un enfoque integral que combine la seguridad, la justicia, la igualdad en la distribución de tierras y una mayor presencia del Estado en las regiones más afectadas. Solo así se podrá garantizar un futuro de paz duradera para las zonas rurales del país.

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