Uno de los puntos más destacados de la reforma pensional en Colombia está generando preocupación entre los trabajadores con más de 300 semanas de cotización. La propuesta, que busca impactar positivamente las finanzas de muchos, plantea un sistema semicontributivo que podría beneficiar a miles de personas, pero también conlleva implicaciones significativas.

El aspecto más llamativo de la reforma es la posibilidad de otorgar una pensión proporcional a aquellos trabajadores que hayan cotizado entre 300 y 1.000 semanas, pero que no alcancen el tiempo mínimo para el retiro. Esta medida, si bien podría aliviar la situación financiera de quienes no logran una pensión completa, también representa un desafío para el fondo público de pensiones en el país.

Según expertos citados por Portafolio, el monto entregado sería inferior al salario mínimo, funcionando más como un subsidio que como una pensión completa. Esto plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del sistema y el impacto a largo plazo en las finanzas públicas.

Además, se destaca la importancia de subsidiar a los adultos mayores que no alcanzan una pensión completa. Muchos de ellos enfrentan dificultades económicas debido a condiciones laborales precarias a lo largo de sus vidas. Estas ayudas no solo proporcionan un respaldo financiero esencial, sino que también contribuyen a reducir la desigualdad y promover la equidad social, reconociendo el esfuerzo y la contribución de los trabajadores a lo largo de su vida laboral.