Mi gente: Una de las casas del sector. Fotos: Edilberto Devia.

El contraste entre la hermosa vista y las grandes carencias que viven los habitantes del sector 2 de la vereda La Cumbre, en Cajicá ‒específicamente en la curva de los Molano‒, es en, efecto, impactante. En pleno siglo XXI, unos 100 habitantes del lugar no poseen acueducto, muchas veces cocinan con leña, los niños deben caminar casi un kilómetro para tomar el transporte escolar y, como si fuera poco, no hay fuentes de empleo.

Luz Aurora Sánchez, habitante de este sector, describió a EL OBSERVADOR que el único servicio que tienen de momento es el tendido eléctrico, el cual se colocó hace aproximadamente 15 años, pero aclara que la propia comunidad colaboró para la compra de los postes y parte del cableado.

“Por acá no se ha visto nunca ayuda del gobierno; casi, ni en elecciones se aparecen los políticos”, comenta.

Asegura que el mayor de los problemas que tienen es la falta de un acueducto, explica que a diario caminan aproximadamente un kilometro hasta un manantial en lo alto de la montaña, desde donde cargan el preciado líquido en burros o a veces sobre el hombro.

El desempleo

Asegura que, debido a la falta de agua y a la disminución de las nacientes, la otrora tierra en la que se cultivaba papa y otras hortalizas, en la actualidad están improductivas. “No hay nada de producción agrícola, por falta de agua, ahora bajamos a diario a trabajar en Cajicá, para poder traer el sustento”, exclama.

Denuncia que incluso colocar un puesto de venta para ofrecer productos a los turistas que a diario suben a la vereda les resulta complejo, ya que la Junta de Acción Comunal acredita a los vendedores de acuerdo con el sector de procedencia y, en este caso el sector 2, ellos están retirados de la zona de la placa huella, que es la más transitada por los visitantes.

• 

• 

• 

Vialidad

Enfatizó que el mal estado de la vía es otro de los problemas que enfrentan a diario. Detalló que esta situación dificulta la entrada del transporte escolar, razón por la cual los niños deben caminar aproximadamente un kilómetro para llegar al lugar donde los recoge la ruta escolar, que los lleva a la Institución Educativa de Capellanía, dado que la vereda no cuenta con una escuela.

Por último, precisa que muchas veces se ven obligados a cocinar los alimentos en leña, puesto que les resulta muy difícil subir con las pipetas de gas hasta el sector.  

Roy Salas Adán. EL OBSERVADOR