Héroes cotidianos: Recuperando la memoria histórica de las sabias abuelas
Por: Edward Johnn Silva Giraldo. Doctorando en Psicología Universidad Santo Tomás.
Tuve la oportunidad de leer el libro de MAMA Lety… Todo un cuento. Sus historias logran transportar la imaginación a la región Caribe. Es un viaje de afectos, caminos, encuentros y enseñanzas tejidas a través de la sabia conversa. Cada historia de MAMA Lety conecta con la infancia, la curiosidad, el asombro y la capacidad de leer la vida a partir de canciones, dichos y refranes.
Según cuenta su nieto Roman, MAMA Lety no dejaba escapar detalle, era observadora, cercana, sabia y directa. Cuestionaba las injusticias, especialmente la visión machista, pero también aplaudía con música el inicio de un nuevo día.
Cantaba y bailaba Manuelito barrios “quiero amanecer cantando, quiero amanecer bailando”. Conversaba y cantaba, componía letras con mensaje; producía intelectualmente con sencillez y humildad. Le gustaba compartir, se alegraba cada vez que escuchaba y contaba historias. No imponía, pero cada consejo era escuchado.
Todas las mañanas saboreaba el tinto recién preparado, mientras su nieto Roman le contaba alguna anécdota vivida en la escuela. Ella escuchaba atentamente, preguntaba curiosamente y se acercaba hábilmente para enviar de manera jocosa una sabia reflexión. Nunca dejaba pasar por alto un comentario machista, de esos que circulan a manera de chiste denigrando contra la mujer. Era amorosa con todas las personas, pero fuerte con los comentarios que iban por otra vía, sin la intención de construir.
Roman heredó de su abuela MAMA Lety el gusto por la lectura, la escritura y la conversa. Lleva el legado de una tradición que valora el saber de la amistad, el compartir y la lectura crítica, manteniendo el sentido humano de la vida. Compone, canta y escribe conjuntamente recuperando la memoria histórica de las sabias abuelas. El libro lo escribió con su hija Juliana de 10 años. Juntos empezaron la conversa. Juliana con la expectativa de saber más de MAMA Lety acompañó las historias con dibujos recreando esos momentos.
Es una lectura para saborear al calor de un tinto y una agradable compañía. Con la escritura autóctona se recupera la tradición oral y musical. Roman y Juliana invitan a través del libro a disfrutar “el olor de una de una poesía, el canturreo de las hojas de un libro, el sabor de los rayos del sol o del gorjeo de las gotas de agua lluvia y a disfrutar del calor y el olor de la tierra mojada”.
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