Metales podrían liberarse en los ríos Neusa y Bogotá
si se aprueba la explotación minera en Cogua
Por: Clemencia López y Roy Salas
Los procesos de tratamiento de las aguas en Tibitoc podrían elevar su costo y, además, se corre el riesgo de generar a largo plazo problemas de salud en la zona norte de Bogotá y gran parte de los municipios de La Sabana Centro.
El geoquímico y docente universitario Sergio Gaviria (SG) informó a EL OBSERVADOR (EO) que en los suelos que serían intervenidos por la explotación minera de gravas en el río Neusa se encuentran contenidos metales como hierro, manganeso y cadmio, los cuales serían liberados en las aguas del Neusa y el río Bogotá, en caso de llegar a entrar en funcionamiento el título minero EIJ-151 otorgado por la Agencia Nacional de Minería.
Explicó que estos elementos existen de manera natural en la zona, pero advirtió que su interacción química con la contaminación orgánica doméstica genera un problema mayor, ya que el manganeso, junto con el hierro, adquieren cierta solubilidad, lo que no sucede cuando estos metales están contenidos en el suelo.
Ante esta situación, EL OBSERVADOR preguntó al científico: ¿Cuáles serían los impactos de esta distópica actividad minera?
SG. Con la contaminación que se ha producido en el río Bogotá y en sus afluentes, si estos elementos se liberan, debido a procesos químicos que resultan algo complicado de aclarar, estos quedarían en la solución, no como partículas, lo que haría ineficientes los filtros tradicionales de purificación del agua y obligaría a implementar un proceso de precipitación química, que inevitablemente se traduce en tratamientos muy costosos para la potabilización del agua.
Esa interacción química, curiosamente, se vuelve más problemática en época de lluvias. En cuanto a los elementos, el hierro es relativamente fácil de eliminar, el manganeso es más difícil, y hay estudios que hablan de la presencia de otros metales en la región, que también entrarían al agua, como el cadmio y, aunque, estos elementos están presentes en cantidades y concentraciones muy pequeñas, son tóxicos y a pesar de que no se trate de una contaminación mortal, o algo por el estilo, sí van a generar unos problemas graves a futuro de morbilidad de la población; de hecho, yo creo que ya debe haber problemas de este tipo.
Esto, sin nombrar la grave contaminación adicional por los desechos de las industrias e incluso los agroquímicos, situación que ha motivado a que mucha gente se haya metido a estudiar ese tema que siempre se ha detectado y reconocido. Por ejemplo, en las curtiembres, los riesgos asociados son muy peligrosos. Desde el norte de la Sabana, ya hay un poco de metales, como el cromo, el cobre y otros varios que se usan en el teñido. Mejor dicho, tenemos un caldo de cultivo, la situación más delicada en el río Bogotá y realmente muy grave y crítica.
E.O. ¿Estaremos hablando de una afectación a la salud pública a largo plazo?
Sí, pero también estaríamos hablando del aumento de los costos del tratamiento de esas aguas, costos que van directo al bolsillo de las personas. Yo diría que el agua que se vende o se produce en bloque es un agua cargada de productos químicos de desinfección, como oxidantes que se emplean para eliminar algunos de esos metales y una serie de otros productos de tratamiento para potabilizar. Digamos que entonces el agua sale sin bacterias, sale ‘entre comillas’ potable, pero con una gran carga de productos nocivos para la salud, los cuales también siguen allí y eso afecta la flora intestinal, que son nuestras bacterias en el organismo.
Por lo cual, podemos afirmar que el sistema de Tibitoc está muy bien diseñado, aunque los problemas de contaminación que lo afectan lo tienen completamente dañado.
EO. ¿Cómo afectaría esto las aguas del acueducto regional de los municipios de Cogua, Nemocón y Zipaquirá?
Aproximadamente en el año 2000 se puso en servicio este acueducto regional que abastece esos tres municipios, digamos que la fuente es la misma, pero se alimentan de una derivación directa del embalse del Neusa, lo que les otorga una cierta ventaja, ya que al no pasa por el río Bogotá, ellos tienen un agua menos contaminada, pero que no está del todo libre de elementos nocivos, pues en el páramo donde se produce el vital líquido hay explotación de agrícola, mayormente de papa en la cual se emplean agroquímicos, una realidad que la autoridad ambiental regional no ha sido capaz de controlar.
E.O. Estas aguas de mejor calidad que corren por el río Neusa ¿serían totalmente contaminadas a raíz de la minería?
Sí, es exacto, las aguas que vienen del embalse bajan por el río Neusa, excepto las que son captadas para el acueducto regional que van directo a una planta de tratamiento de Cogua. El resto, baja al río Bogotá y llega al sistema de tratamiento de Tibitoc, donde se trata y se envía a Bogotá y a los municipios de la Sabana como Tocancipá, Sopó, Chía y Cajicá.
EO. ¿Creer que construir otros acueductos regionales distintos a Tibitoc sea la solución para Sabana Centro?
Es una solución posible, la pregunta es de dónde saldría esa agua y ahí empiezan a haber todos esos problemas políticos de los cuales yo no manejo mucho el tema. Pero ya se vio, precisamente, con el acueducto regional de Zipaquirá, Nemocón y Cogua en el que se toma el agua de la misma fuente que el Acueducto de Bogotá. Entonces, digamos que ya ha ocurrido en parte, es decir con la misma fuente se abastecen de manera diferente dos acueductos grandes. Claro que el de Tibitoc es el gigante y atiende a unos dos millones de personas, pero el problema sigue siendo el mismo, a menos que el agua se saque de otra fuente, como pasa en la región de Teusacá.
EO. Estaríamos diciendo que la misma fuente que, en este caso sería el río Neusa, estaría generando agua a costos diferentes. Me imagino que paga mucho menos Zipaquirá, Cogua y Nemocón.
SG. Yo diría que sí.
EO. ¿Cómo logra el acueducto tener siempre agua para Tibitoc?
La respuesta es por el clima, los embalses del Sisga y Tominé, porque recogen agua del oriente y el embalse del Neusa la recoge del occidente de la Sabana. Y ellos tienen dos sistemas climáticos diferentes: los mayores momentos de lluvia en el lado oriental son por el sistema de los Llanos Orientales a mitad de año, es decir, julio-agosto, mientras que en el Neusa que viene del páramo Guerrero, en julio y agosto que es época menos húmeda. Entonces se compensa y por eso siempre hay agua.
E.O. El verdadero problema que tenemos en el planeta es que la cantidad de agua es limitada y nuestra sed por ella es cada vez mayor.
La idea de nuestros gobiernos es que todo se puede resolver con obras y resulta que el territorio no tiene la capacidad de seguir albergando tanta gente. Y si seguimos así, pues simplemente esto colapsa.
(*) La CAR aún no se ha pronunciado sobre la licencia ambiental.