A propósito del mes del Alzheimer, hablemos de salud mental
Por: Robinson Cuadros C. Médico Geriatra |
¿Cuál sería nuestra respuesta si nos preguntan si ya visitamos a un psiquiatra? Ahí encontraremos todo tipo de respuestas de acuerdo con los imaginarios que tenemos frente a nuestra salud mental.
La Organización Mundial de la Salud nos aclara que la salud mental no solo es la ausencia de trastornos mentales, es un estado de bienestar desde las capacidades de cada persona para afrontar las tensiones normales de la vida, poder trabajar de manera productiva y contribuir a la comunidad.
¿De dónde provienen nuestros edadismos y etiquetas frente a la vejez que la seguimos tratando de tercera? Entonces hablamos de una doble estigmatización: por ser mayor y por tener una enfermedad mental.
En el mundo, más de 50 millones de personas tienen un Trastorno Neurocognitivo Mayor, pero seguimos pensando erróneamente que es “normal perder la memoria con la edad”. NO, existe la demencia senil, siempre hay que consultar para determinar qué ocurre si se evidencian síntomas asociados a la memoria.
El último informe de la Asociación internacional de Alzheimer indica que en Colombia el 41% de las personas del común piensa que quienes sufren de Alzheimer son peligrosos, eso es estigmatización. En la red pública abandonan personas mayores con patologías mentales y la ruta de atención es inmovilizarlas y administrarles medicamentos que, conforme a guías internacionales se deben evitar.
La salud mental, un tema de invisibilizado en la sociedad colombiana
No contamos con unidades amigables con la vejez, ni tampoco con médicos geriatras en nuestra red pública, donde por lo menos deberíamos tener un especialista por hospital.
Entonces frente a la vejez se dice: Ya vivió lo que tenía que vivir, ya para qué invertir en terapias o tratamientos, está muy viejo como para hablar de prevención, los años no llegan solos o, simplemente, son achaques normales para la edad. Si esto ocurre a nivel de salud, ya se imaginarán a nivel social.
La pandemia agudizó los problemas de salud mental y puso al descubierto que seguimos tratando la vejez desde la caridad con programas de tercera, en ciudades que no cumplen los criterios de amigabilidad con la vejez propuestos por la OMS, ni siquiera tenemos hospitales certificados en atención humanizada en personas mayores, situación que impacta la salud mental, así como también lo hace la infantilización, el maltrato y el abandono de personas mayores.
La atención diferenciada de salud mental requiere un acompañamiento especializado y una formación al personal de salud en este sentido. Es distinto atender las necesidades en salud mental de una persona mayor en un centro penitenciario, o una que vive en la ruralidad o hace parte de la comunidad LGTBI, es migrante, habitante de calle o vive en un centro de larga estancia u hogar geriátrico.
El 15% de las personas mayores en Colombia viven en una soledad NO deseada y cada 7 años se duplica la prevalencia de enfermedades relacionadas con la salud mental.
Luego de la hipertensión arterial, la enfermedad más frecuente es la depresión, y se nos olvida que, en Colombia, en promedio, cada día una persona mayor se quita la vida, y ¿cómo no? Si teniendo todas mis capacidades mentales y físicas a mis 70 años, nadie me recibe mi hoja de vida para acceder a un trabajo digno, no existen bolsas de empleo para mayores y claramente la seguridad económica tiene un gran impacto en la salud mental de las personas mayores y si a eso le añadimos que la sociedad me repite una
y otra vez “ya no estás en edad para eso”.
Tenemos grandes problemas asociados a la salud mental como los trastornos de ansiedad, pánico, estrés postraumático, insomnio y síntomas psicóticos, sin contar con la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos neurocognitivos o demencias para las que no hay clínicas de memoria públicas para hacer un diagnóstico temprano.
Si no actuamos frente al envejecimiento poblacional generando acciones que permitan comprender la vejez como una oportunidad de desarrollo para nuestra sociedad, nos quedaremos atrás.
Así como el pediatra evalúa integralmente a un niño, así también en la vejez lo hacemos los médicos geriatras, quienes trabajamos de la mano con la comunidad, las redes de apoyo social, fortaleciendo los modelos de atención primaria para promover una salud mental de todos, con todos y para todos.
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