Opinión: Juventud ‘divino tesoro’

Por: Alexandra Ávila.

Llevamos 36 días de paro y marchas, negociaciones entre el comité de paro y el gobierno, con muchas trabas y dilataciones, con promesas amañadas, moción de censura del ministro de defensa que más parece de guerra, a eso se suma la renuncia del comisionado de paz, y otros miembros del alto gobierno. El país polarizado entre los jóvenes y la “gente de bien”.

Incertidumbre, desasosiego y dolor entre la población general por los hechos de barbarie, la policía no tiene control con su fuerza y se lleva por delante a los manifestantes sin ninguna consideración y mucho menos respetando los derechos fundamentales consagrados en la constitución.

Se manifestaron los que siempre defienden el gobierno y dicen ser gente de bien, de paz, pero que están dispuestos a dar bala a los jóvenes que se organizaron para tomarse las calles pacíficamente con expresiones culturales y fuertes consignas.

Y se perdió el miedo, los jóvenes que han visto su futuro empeñado con políticas retardatarias y reformas que contradicen un estado de derecho, salieron a darlo todo, igual nada tienen, ni han tenido. Para algunos es reprochable que ellos se alteren frente a los desmanes causados en muchas oportunidades por infiltrados, Y claro, las juventudes desbordadas en sus sueños en sus metas frustradas, no pueden reprimir el enfado y la impotencia de no poder liderar su propio país del cual ellos serán los herederos, ya sea del caos y la pobreza o del cambio y el desarrollo.

A grandes luces se ve que no son un puñado de jóvenes desorientados, desocupados o mandados como algunos quieren afirmar. No, son todo lo contrario una gran masa de jóvenes que se han organizado desde los barrios, las ciudades, conforman asambleas donde toman decisiones y ya presentaron un pliego de peticiones. Ellos afirman y con razón, que el comité de paro no los representa y el gobierno no los escucha.

Debemos entender la naturaleza de nuestra juventud antes de juzgarlos, muchos de ellos han crecido en la pobreza, con pocas oportunidades, se les ha negado lo básico para salir adelante. A pesar de eso, muchos conquistan sus sueños de ser deportistas, artistas, científicos que han llegado incluso a la Nasa. A punta de rifas, vendiendo empanadas y mil malabares más, con el único apoyo de sus familias. El gobierno no les garantiza nada, pero a la hora de verlos triunfar hacen pasarelas faranduleras.

Pero hablemos de la gente bien, de los hijos de los padres de la patria, ganan millones, viven más que bien… ¿Y sus hijos? Donde están los hijos de ellos que lo tiene todo y ninguno es reconocido como artista, científico, deportista, en fin, nada de nada, llegan a ocupar cargos públicos por ser los hijos de los “dueños del país” esos hijos que firman decretos sin leerlos y se apropian de un país sin merecerlo.

Por ahora, solo está sembrada la esperanza en los corazones de miles de colombianos, esperemos que todo esto surta un efecto positivo y abra las puertas de la oportunidad y el desarrollo que tanto nos hace falta para ser un país digno y avanzado.

Ánimo juventudes, grandes como sus deseos y sueños son sus corazones.

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