Estudios de la U de La Sabana apoyan prevención del castigo físico
La casa de estudios ha desarrollado diversas investigaciones que demostraron la prevalencia y efectos del castigo físico en los niños, niñas y adolescentes.
Luego de que el Senado de la República aprobó el proyecto de Ley 320: “Por medio del cual se prohíbe el uso del castigo físico o cualquier tipo de violencia como método de corrección, contra los niños, niñas y adolescentes, expertos de la Universidad de La Sabana recuerdan las diversas investigaciones que demostraron la prevalencia y efectos del castigo físico en los niños, niñas y adolescentes.
El primer estudio con familias rurales colombianas mostró que el 48% de los encuestados empleaban el castigo físico como una alternativa de crianza. Ante esta cifra, el semillero de investigación de agresión y violencia, de la Facultad de Psicología de la Universidad, decidió continuar indagando sobre esta problemática.
Siendo así, se presenta la segunda investigación con muestra nacional sobre prevalencia, severidad y cronicidad del castigo físico en Colombia. Uno de los principales resultados es que el 76% de los padres colombianos, participantes en el estudio, usan el castigo físico para la educación de sus hijos. Se evidenció, adicionalmente, que el castigo físico inicia en el primer año de vida, desde los cinco o seis meses de edad, y la mayor prevalencia de esta conducta se concentra en los niños de cuatro años, afectando directamente a la primera infancia.
En un tercer estudio, se buscó hablar directamente con los pequeños. De allí surgió la investigación: “Castigo físico: la voz de los niños, niñas y adolescentes en Colombia”, con la participación de cuatro regiones del país. En consecuencia, el 52% de los niños encuestados afirmaron recibir castigos físicos y el 47% dijeron que los episodios se daban con el uso de objetos. Las emociones con las que los menores se sienten identificados cuando son castigados físicamente son: tristeza (61%), rabia (40,9%), odio (16%) y vergüenza (9%). En este contexto, es importante diferenciar el castigo físico como una práctica parental negativa del maltrato a los niños, niñas y adolescentes.
Esta investigación, también, permitió que los niño, niñas y adolescentes plantearan opciones de crianza alternas al castigo físico como diálogo y orientación para comportamientos positivos.
Finalmente, se estableció contacto con los padres de familia y se realizó el estudio “Creencias de padres y madres en Colombia acerca del castigo físico”. Las principales emociones que sienten los padres al castigar físicamente a sus hijos es tristeza, rabia, frustración, remordimiento arrepentimiento y angustia. Al preguntarles sobre alternativas frente a esta práctica parental negativa respondieron dialogar, escucharlos y mediar.
“Al aprobar esta ley, se da el primer paso para un cambio cultural, donde se respetan los derechos de los niños, niñas y adolescentes y se busca darles a los padres nuevas alternativas de crianza que no impliquen violencia” asegura la investigadora Angela Trujillo.
Por su parte, la investigadora Martha Rocío González, decana de la Facultad de Psicología, afirma que “La aprobación del proyecto que es en esencia educativo, requiere de trabajo de todos los actores de la sociedad para disminuir y prevenir el castigo físico. Se ha demostrado ampliamente sus efectos y asociaciones negativas sobre el bienestar y desarrollo de los niños, las niñas y los adolescentes. En este sentido el compromiso de la academia es fundamental en el desarrollo de programas e intervenciones eficaces”.
La Universidad, en cabeza de la Facultad de Psicología, y en conjunto con la Alianza por la Niñez Colombiana, llevó a cabo el Encuentro Internacional sobre el Castigo Físico: La Paz empieza en casa. Durante este espacio se encontraron ICBF, la fiscalía, expertos de la academia en violencia y castigo físico, población civil, para reflexionar acerca de las implicaciones del castigo físico y discutir acerca de la necesidad de un proyecto de ley que prohibiera esta conducta en población colombiana. Los académicos presentes concluyeron que, sin duda, debe surgir un cambio cultural en pro de los niños, niñas y adolescentes del país.
La Universidad de La Sabana desde el 2012 ha hablado sobre esta problemática. Los resultados de estas investigaciones han permitido concluir que el castigo físico puede originar otras formas de violencia y que su disminución requiere un cambio cultural sobre la manera en que se concibe la educación de los hijos. Se necesitan esfuerzos intersectoriales entre la sociedad civil, la academia y el Gobierno, donde hoy se dio el primer gran paso.
Fuente: Universidad de la Sabana.
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