Paola Bermúdez habla del cierre definitivo de Trankilo en Cajicá
Detalló que tras la denuncia los clientes “se empezaron a ir”, los empleados se atemorizaron y el restaurante se fue a pique.
La reconocida periodista y hoy empresaria, Paola Bermúdez, contó en el programa ‘Lo sé todo’ del Canal Uno detalles del caso que involucra a uno de sus socios, en el restaurante y plaza de mercado Trankilo, en Cajicá (Cundinamarca).
A comienzos de abril de 2021 el establecimiento fue el centro de un escándalo por presunto abuso sexual y acoso contra varias mujeres que trabajaban allí, luego de que por medio de un video tres mujeres señalaron a Jorge Alberto Villalobos Herrera como el responsable de agresiones en su contra.
Este hombre, que es empresario en el sector de San Victorino, era uno de los accionistas del restaurante y socio de Paola Bermúdez, y cinco meses después del escándalo la periodista se decidió a hablar sobre lo sucedido.
Bermúdez dijo que cuando le propusieron este negocio ella aceptó al ver que el proyecto “tenía sentido social y la oportunidad de reactivar la economía”.
Por eso, dijo, sacó sus “ahorros” e hizo un aporte a capital, además de que se metió de lleno a promocionar el restaurante aprovechando que tenía buenas relaciones y amistades en los diferentes medios de comunicación en donde trabajó.
“Me encargué de las relaciones públicas y de las comunicaciones […] y logré que mi lugar saliera en todas partes y se posicionara como uno de los más prestigiosos de la zona”, contó Bermúdez.
La pesadilla:
Pero narró que ese sueño se convirtió casi que en una pesadilla de la noche a la mañana, pues la profesional se despertó y vio que el nombre de su socio estaba en medios de comunicación y redes como el presunto abusador de una de sus empleadas, y como acosador de otras dos.
“Me entero que a uno de mis socios lo han denunciado por un tema jartísimo, una de las empleadas, porque solo hay una denuncia pese a que en medios se habló de 17 mujeres abusadas, y ella me dice que existe esta denuncia”, explicó Bermúdez, en entrevista con el programa.
La mujer dijo que buscó a quienes eran sus fuentes en la Fiscalía para que le ayudaran a agilizar el proceso, y que pidió “que eso no se quede impune y que muevan la investigación”.
A raíz de esas denuncias públicas, dijo, acusaron a los demás socios del establecimiento de supuestamente “no haber hecho nada por las víctimas, algo que no es verdad”, y que a partir de allí se ganaron “muchos enemigos”.
Luego vinieron las movilizaciones y los manifestantes que pasaban por el sitio, según ella, les “gritaban: ¡abusadores!, y tiraban piedras” para romper los vidrios.
A partir de allí, los clientes “se empezaron a ir”, los empleados se atemorizaron y el restaurante se fue a pique, hasta que el pasado 24 de agosto Bermúdez hizo una publicación en Instagram que le dolió hasta el alma: su restaurante, el fruto de su trabajo, “no volverá a abrir sus puertas”.
Fuente: La Nación.
Redacción EL OBSERVADOR.